domingo, 25 de marzo de 2007

- La odisea del Siglo XXI

(Amelia Haidée Imbriano)
La odisea del Siglo XXI, es un analizador de la subjetividad contemporánea y de sus perspectivas. Parte para ello de un profundo estudio de las pulsiones, centrando el enfoque y las hipótesis de trabajo en la preponderancia de la pulsión de muerte en las patologías actuales.
En "Los nombres de la muerte", fundamenta lo destructivo del exceso de la pulsión, del padecimiento del exceso de satisfacción, del avance de lo Real. La autora lo expresa de esta forma: "todo es relativo al poder que radica en el producto-mercancía, inventando el sistema de la caducidad reciclable". "Los objetos que resultan del saber de la ciencia y de la industria, solo agravan la falta de regulación pulsional, lo cual va en un incremento de la pulsión de muerte. Lo que aporta el capitalismo bajo el nombre de la ciencia es una industrialización del fantasma: vende imágenes que tengan ese poder de captar el goce de los sujetos".

04-10-2006 - Por Alberto Santiere
Editorial Letra Viva. 2006


Título sugerente que me provoca de inmediato –teniendo en cuenta que esta obra es una invitación al psicoanálisis– la presente asociación libre que paso a detallar: La Ilíada y la Odisea,... Homero y el dios Apolo,... el Apolo 13, “Perdidos en el espacio”,... y –extrapolando de nuevo– 2001Odisea en el espacio, junto a imágenes visuales del hombre “destruido” por la máquina HAL 9000.

Alguna versión decía que IBM habría rehuído dar su nombre –ante la respectiva solicitud para esta ficción– a una computadora que se habría vuelto loca matando humanos, ante lo cual el escritor optó por cambiar cada inicial por su precedente, al convertir a la I en H, a la B en A, y a la M en L (camuflando IBM en HAL), para esta historia que llevó al cine Stanley Kubrick). Tomo entonces esta imagen: la máquina que mata. La odisea del sujeto capturado por lo que produjo sin saber.

Ahora bien, ¿qué tiene que ver esto con el excelente recorrido que ofrece Amelia Imbriano en este libro? La Odisea delimitada por la autora pone de relieve el alcance de la maquinaria del goce; del imperio de la pulsión de muerte.

Amelia se propone mostrarnos implacablemente la letra que se esconde detrás del discurso capitalista que consume a la subjetividad presente, la letra esclavista que encubre la tecnología, la letra que promueve el imperio del goce en un mundo “Cambalache” sin límites. Muestra las consecuencias que percibimos en la clínica cuando no opera correctamente, la función paterna, la ley; y las modalidades que exteriorizan problemáticas “que toman al sujeto en un goce irrefrenable y lo llevan a los bordes de una muerte no metaforizada” –como nos cuenta en el apartado “La disyunción deseo-goce”–.

La odisea del Siglo XXI, es un analizador de la subjetividad contemporánea y de sus perspectivas. Parte para ello de un profundo estudio de las pulsiones con una precisa lectura desde el Freud de Más allá del principio del placer y de Lacan, centrando el enfoque y las hipótesis de trabajo en la preponderancia de la pulsión de muerte en las patologías actuales.

Para guiarnos por la huella de su investigación, destaca como desde Lacan es posible pensar la pulsión sin referirla a la biología, como una energía que depende de la incidencia del significante. Y refuerza la importancia del campo pulsional para el psicoanálisis en “Apuntes para una revisión del concepto de pulsión”, constituyendo puentes para entender algo más de lo Real.

Esto adquiere relieve sustancial porque el discurso dominante se nutre de un extraordinario conocimiento –no tan solo intuitivo– del ancla pulsional que sumerge al sujeto mediante la boca insaciable del consumo. Es decir, de los mecanismos intervinientes para que se relacionen la urgencia de vender con la compulsión a intentar llenar un barril sin fondo por la búsqueda adictiva del objeto perdido.

En “Los nombres de la muerte”, fundamenta lo destructivo del exceso de la pulsión, del padecimiento del exceso de satisfacción, del avance de lo Real –es decir lo que queda por fuera de toda representación–.

Podríamos arriesgar siguiendo los lineamientos propuestos en “La gestión política” y en “Eros privado”, –y cómo ningún objeto puede satisfacer totalmente a la pulsión–, que los formadores de mercado –tecnócratas, dirigentes– son freudianos. Que digo freudianos, lacanianos! Montan el discurso en relación directa a los determinantes y características de la pulsión. Suministran cuanto objeto de consumo ilusione de tapar la falta. Una ilusión es algo que parece pero no es. Y son las vicisitudes de las crisis de superproducción las que aceitan el mecanismo de multiplicar la oferta hasta el delirio. Lo nuevo ya es viejo antes de nacer.

Amelia lo expresa de esta forma: “todo es relativo al poder que radica en el producto-mercancía, inventando el sistema de la caducidad reciclable”. Y prosigue categoricamente: “Estos objetos que resultan del saber de la ciencia y de la industria, solo agravan la falta de regulación pulsional, lo cual va en un incremento de la pulsión de muerte. Lo que aporta el capitalismo bajo el nombre de la ciencia es una industrialización del fantasma: vende imágenes que tengan ese poder de captar el goce de los sujetos”.

Pienso que aparece así la consecución siempre fallida del todo, como una suma que resta... al sujeto. El brillo de espejitos no refleja las miserias de lo descartable, pero las produce.

Son tiempos en los que el Aleph de Borges se cristaliza en el Google a un click de distancia (¡Todo el saber concentrado en un punto! – ¡qué sería de nosotros si se produjese un big bang digital del conocimiento!–) Tiempos en los cuales el Discurso que mata se disfraza de Bien supremo,... o la muerte es elidida como horizonte (nadie fallece de viejito sino de la falla de lo que pudo haber sido perfecto –ejemplo neumonía, paro cardio-respiratorio... y como ironizaba Woody Allen: ¡no entiendo como se murió si comía arroz integral todos los días y tenía tan solo cien años!–.

Son tiempos como plantea Amelia Imbriano en los cuales “la globalización impone la igualación obligatoria que actúa en contra de toda diversidad y promueve la cultura del consumo. Las sociedades cuentan en tanto que mercado y la ética imperante es el utilitarismo”. O como desarrolla en “Lo aditivo adictivo”: “Es el mundo de las soluciones, del siempre listo... de químicos para dormir, despertar, tener fuerza, divertirse, no comer, no dormir, no parar”. Y esto de la mano del discurso ofertado da pie a que el sujeto en el campo de la Salud ingrese a la búsqueda incesante de los artificios que se deducen del “¡de ese, deme cuatro!”... Fue un error, quise decir del DSM4.

Pasamos a las preguntas que reflejan la preocupación de Amelia en relación al porvenir de la subjetividad en “¿Qué puede ofrecer el psicoanálisis” y a ¿cómo tratar lo real del goce pulsional mediante lo simbólico?, cuando afirma que “en un psicoanálisis lo que está en tratamiento es el sujeto de goce de la pulsión de muerte, o sea, sometido a la primariedad de la pulsión; nos referimos al sujeto atrapado por la maquinaria del inconsciente, sumergido en una dormidera inercial, atrapado en las redes de los significantes amos de su constitución. Y agrega, “... está en tratamiento la destitución del sujeto en tanto que goce, y el advenimiento del sujeto en relación a la imposibilidad del todo-saber, único camino hacia el deseo”.

Dejo para el final lo que considero un acierto más en la transmisión. Este volumen está pensado para que llegue a un amplio campo de lectores pues está imbuido del espíritu freudiano. Pienso que lo único que ilumina es la claridad, lejos del goce hermético de la cerrazón discursiva –aquella que alienta al brillo fálico de lo complicado, la moda de lo ininteligible–. Es un libro que apunta a “abolir la esclavitud en la enseñanza”, a “provocar el deseo de saber” –frases ambas trabajadas por la autora–. Estimula nuevos interrogantes en los lectores. En esta dirección emerge una preocupación que entiendo actualiza esta necesaria obra... Erich Fromm escribía ¿Podrá sobrevivir el hombre?, tal vez Amelia sugiera si ¿podrá sobrevivir el sujeto?

Decía la autora que el trabajo del seminario es despertar, y propone que una pregunta nos trabaje. Tal vez este texto nos hable de como transmitir un sueño... el que refiere en la última oración de la obra:

Qué “los analistas no retrocederemos de nuestra ética”.

En consonancia con un Freud de hace exactamente 80 años cuando en ¿Pueden los legos ejercer el análisis? Diálogos con un juez imparcial (1926), decía:

“... en modo alguno consideramos deseable que el psicoanálisis sea fagocitado por la medicina y termine por hallar su depósito definitivo en el manual de psiquiatría, dentro del capítulo 'terapia', junto a procedimientos como la sugestión hipnótica, la autosugestión, la persuasión...”

Este libro es un puente para que la ética del psicoanálisis no sucumba en la Odisea.

viernes, 23 de marzo de 2007

- La filosofía «hermética»

«Los labios de la sabiduría están cerrados, excepto para los oídos del entendimiento.»

El Kybalion

Del antiguo Egipto han llegado las enseñanzas esotéricas y ocultas fundamentales que han influenciado tan fuertemente las filosofías de todas las razas., naciones y gentes, por varios miles de años. Egipto, el hogar de las pirámides y la esfinge, fue el lugar de nacimiento de la sabiduría escondida y las enseñanzas místicas: todas las naciones han tomado prestado de su doctrina secreta. India, Persia, Caldea, Medea, China, Japón, Asiria, la Grecia y la Roma antiouas, y otros antiguos países participaron liberalmente en el festín de conocimiento que los hierofantes y maestros de la tierra de Isis proporcionaban tan libremente a aquellos que venían preparados para participar del gran almacén de saber místico y oculto que las mentes de esa tierra habían reunido.

En el antiguo Egipto residían los grandes adeptos y maestros que nunca han sido sobrepasados, v que raramente han sido igualados, durante los siglos que han tenido su fuga procesional desde los días del gran Hermes. En Egipto estaba localizada la gran logia de logias de los místicos. A las puertas de sus templos entraban los neófitos, quienes posteriormente, como hierofantes, adeptos y maestros, viajaban a los cuatro rincones de la tierra, llevando consigo el precioso conocimiento que estaban preparados, ansiosos y deseosos de traspasar a aquellos que estuviesen listos para recibirlo. Todos los estudiantes de lo oculto reconocen la deuda que deben a estos venerables maestros de esa antigua tierra.

Pero entre estos grandes maestros del antiguo Egipto moró una vez uno a quien los maestros aclamaban como «el maestro de maestros». Este hombre, si es que en verdad era «hombre», moró en Egipto en los primerísimos días. Era conocido como Hermes Trismegistus. Él fue el padre de la sabiduría oculta; el fundador de la astrología; el descubridor de la alquimia. Los detalles del relato de su vida están perdidos para la historia debido al lapso de los años, aunque varios de los países antiguos disputaron uno con el otro en sus alegatos por el honor de haber suministrado su lugar de nacimiento, y de esto hace miles de años. La fecha de su residencia en Egipto, en esa su última encarnación sobre este planeta, no es conocida ahora, pero ha sido fijada en los primeros días de las más viejas dinastías de Egipto -mucho antes de los tiempos de Moisés-. Las mejores autoridades le consideran como un contemporáneo de Abraham, y algunas de las tradiciones judías llegan a afirmar que Abraham adquirió una porción de su conocimiento místico a partir de Hermes mismo.

Conforme los años rodaron tras su partida de este plano de vida (registrando la tradición que vivió trescientos años en la carne), los egipcios deificaron a Hermes, y le hicieron uno de sus dioses, bajo el nombre de Thoth. Años después, la gente de la Grecia antigua también le hizo uno de sus muchos dioses -llamándole «Hermes, el dios de la Sabiduría»-. Los egipcios reverenciaron su memoria por muchos siglos -sí, decenas de siglos- llamándole «el escriba de los dioses», y confiriéndole, honoríficamente, su antiguo título, «Trismegistus», que significa «el tres veces grande», «el gran grande», «el grande más grande», etcétera. En todos los países antiguos el nombre de Hermes Trismegistus fue reverenciado, siendo sinónimo el nombre con la «fuente de la sabiduría».

Incluso en estos días, usamos el término «hermético» en el sentido de «secreto», «sellado de manera que nada puede escaparse», etc., y esto en razón del hecho de que los seguidores de Hermes siempre observaron el principio del secreto en sus enseñanzas. Ellos no creían en «arrojar perlas ante los puercos», sino que más bien se atenían a la enseñanza «leche para los bebés; carne para hombres fuertes», ambas de cuyas máximas son familiares a los lectores de las escrituras cristianas, pero que también habían sido usadas por los egipcios durante siglos antes de la era cristiana.

Y esta política de diseminación cuidadosa de la verdad ha caracterizado siempre a las enseñanzas herméticas, incluso hasta el presente día. Las enseñanzas herméticas han de encontrarse en todas las tierras, entre todas las religiones, pero nunca identificadas con ningún país particular, ni con ninguna secta religiosa particular. Esto en razón de la advertencia de los antiguos instructores contra el permitir a la doctrina secreta que se volviese cristalizada en un credo. La sabiduría de esta amonestación es evidente para todos los estudiantes de la historia. El antiguo ocultismo de India y Persia degeneró, y fue grandemente perdido, debido al hecho de que los instructores se volvieron sacerdotes, y mezclaron así la teología con la filosofía, siendo el resultado que el ocultismo de India y Persia ha sido perdido gradualmente entre la masa de superstición religiosa, cultos, credos y «dioses». Así fue con la Grecia y la Roma antiguas. Así fue con las enseñanzas herméticas de los gnósticos y los cristianos primitivos, que se perdieron en el tiempo de Constantino, cuya mano de hierro asfixió la filosofía con la manta de la teología, perdiendo para la Iglesia cristiana lo que era su misma esencia y espíritu, y haciéndola buscar a ciegas a lo largo de varios siglos antes de que encontrase el camino de vuelta a su antigua fe, siendo las indicaciones evidentes para todos los observadores cuidadosos en este siglo xx el que la Iglesia esté ahora pugnando por volver a sus antiguas enseñanzas místicas.

Pero hubieron siempre unas pocas almas fieles que mantuvieron viva la llama, atendiéndola cuidadosamente, y no permitiendo que su luz se extinguiese. Y gracias a estos corazones leales y mentes valientes tenemos aún la verdad con nosotros.

Pero no se encuentra en los libros, en ninguna gran extensión. Ha sido transmitida de maestro a estudiante, de iniciado a hierofante, de labio a oído. Cuando fue escrita, su significado fue velado en términos de alquimia y astrología, de modo que sólo aquellos que poseyesen la clave pudieran leerla correctamente. Esto se hizo necesario a fin de impedir las persecuciones de los teólogos de la Edad Media, que combatieron la doctrina secreta con fuego y espada, estaca, horca y cruz. Incluso en este día no se encontrarán sino pocos libros dignos de confianza sobre la filosofía hermética, aunque haya innumerables referencias a ella en muchos libros escritos sobre diversas fases del ocultismo. ¡Y, sin embargo, la filosofía hermética es la única llave maestra que abrirá todas las puertas de las enseñanzas ocultas!

En los primeros días hubo una compilación de ciertas doctrinas herméticas básicas, pasadas de instructor a estudiante, que fue conocida como El Kybalion, habiendo sido perdido por varios siglos el significado y la importancia exactos del término. Esta enseñanza, sin embargo, es conocida por muchos a quienes ha descendido, de boca a oído, continuamente a lo largo de los siglos. Sus preceptos nunca han sido escritos, o impresos, hasta donde sabemos nosotros. Era meramente una colección de máximas, axiomas y preceptos, que eran ininteligibles para los intrusos, pero que eran fácilmente entendidos por los estudiantes, después que los axiomas, las máximas y los preceptos hubiesen sido explicados y ejemplificados por los iniciados herméticos a sus neófitos. Estas enseñanzas constituían realmente los principios básicós del «Arte de la alquimia hermética», el cual, contrariamente a la creencia general, trataba del dominio de las fuerzas mentales, antes que de los elementos materiales -la transmutación de una clase de vibraciones mentales en otras, en vez del cambio de una clase de metal en otro-. Las leyendas de la «piedra filosofal» que convertiría el metal bajo en oro, eran una alegoría relacionada con la filosofía hermética, rápidamente entendida por todos los estudiantes del verdadero hermetismo.

En este pequeño libro, del que ésta es la primera lección, invitamos a nuestros estudiantes a examinar las enseñanzas herméticas, tal como están expuestas en El Kybalion, y tal como son explicadas por nosotros mismos, humildes estudiantes de las enseñanzas, que, mientras que llevamos el título de iniciados, somos todavía estudiantes a los pies de Hermes, el maestro. Aquí os damos muchas de las máximas, axiomas y preceptos de El Kybalion, acompañados por explicaciones e ilustraciones que estimamos idóneas para hacer las enseñanzas más fácilmente comprensibles por el estudiante moderno, particularinente por cuanto el texto original está velado a propósito en términos oscuros.

Las máximas, axiomas y preceptos originales de El Kybalion están impresos aquí, entre signos de acotación, dado el crédito apropiado. Nuestro propio trabajo está impreso en el modo regular, en el cuerpo de la obra. Confiamos que los muchos estudiantes a los que ofrecemos ahora esta pequeña obra derivarán tanto beneficio del estudio de sus páginas como lo han hecho los muchos que han pasado antes, recorriendo el mismo sendero hacia la maestría a lo largo de los siglos que han pasado desde los tiempos de Hennes Trismegistus -el maestro de maestros-, el gran grande. En las palabras de El Kybalion

«Donde caen las pisadas del maestro, los oídos de aquellos preparados para su enseñanza se abren de par en par.»

«Cuando los oídos del estudiante están listos para oír, entonces vienen los labios a llenarlos con sabiduría.»

El Kybalion

Así que, de acuerdo con las enseñanzas, el pasar este libro a aquellos listos para la instrucción atraerá la atención de esos que están preparados para recibir la enseñanza. Y, del mismo modo, cuando el pupilo esté listo para recibir la verdad, entonces este pequeño libro le vendrá a él, o a ella. Tal es la ley. El principio hermético de causa y efecto, en su aspecto de la ley de atracción, juntará labios y oído, pupilo y libro en compañía. ¡Así sea!

miércoles, 21 de marzo de 2007

- El duelo por la muerte del padre

por Jamin Abuchaem

El siguiente es uno de los artículos póstumos del doctor Jamil Abuchaen, psicoanalista y profesor. Fue resumido y adaptado por el doctor Alberto Alvarado Cedeño.

“Primero, me llorarán;
luego, me pensarán.
Después, me olvidarán.”

(de Nemer Ibn Barud: Monosílabos)

El tema sobre el duelo por la muerte del padre me ha interesado desde hace mucho tiempo. Creo que uno de los motivos más importantes está relacionado con la pérdida de mi padre en edad avanzada, cuando él sólo había completado sus setenta y un años.

Aun cuando yo había sobrepasado el tiempo que suele durar estas condiciones se movilizaron dentro de mí “todos mis sentimientos más tempranos”, como le comunicó Sigmund Freud a Wilheim Flíess, su amigo, contestando su carta enviada en la ocasión de la muerte del padre de Freud.

En esa carta, del 2 de noviembre de 1896 -el padre de Freud había fallecido el 23 de octubre de este mismo año- escribe:

“Me cuesta mucho escribir justamente ahora que he dejado pasar tanto tiempo, para agradecerte las conmovedoras palabras de tu carta. Por uno de esos senderos oscuros que pasan por detrás de la conciencia formal, la muerte de mi padre me ha afectado profundamente. Yo lo estimaba muchísimo y la comprendía perfectamente y con esa mezcla de profunda sabiduría y romántica alegría, tan peculiar en él, significó mucho para mí. Sin duda alguna su vida en sí ya había terminado hace tiempo, pero su muerte real ha hecho revivir en mí todos mis sentimientos más tempranos. Ahora me siento completamente desamparado.”

Esta carta fue traducida en diferentes formas que no coinciden en su totalidad. Así, Ludovico Rosenthal la redactó con el siguiente texto:

“Por ahora me resulta tan difícil escribirte, que hasta he dilatado varias veces el momento de agradecerte de todo corazón las conmovedoras palabras que me has dirigido en tu carta. A través de alguna de esas rutas que corren tras la conciencia oficial, la muerte del viejo me ha afectado profundamente. Yo lo estimaba mucho y lo comprendía perfectamente; influyó a menudo en mi vida, con esa peculiar mezcla suya de profunda sabiduría y fantástica ligereza de ánimo. Cuando murió, hacía mucho que su vida había concluido, pero ante su muerte todo el pasado volvió a despertarse en mi intimidad. Ahora tengo la sensación de estar totalmente desarraigado.”

Lo que es llamativo es el uso de las palabras desarraigado y, desamparado.

La palabra desamparo implica los siguientes sinónimos: solo, indefenso abandonado, huérfano desvalido, desabrigado, descuidado; perdido, extraviado, inerme, etcétera.

No importa mucho examinar con detenimiento o mayor profundidad la preferencia de los traductores por una u otra palabra. Lo que deseo es hacer hincapié en el sentimiento que Freud expresa por la muerte de su padre: se sentía hondamente comprometido y no sólo con su presente sino y fundamentalmente con su pasado. Lo que llama la atención es la vivencia de orfandad que tanto una como otra de cualquiera de las dos palabras utilizadas en la traducción transmiten.

Al leer una de las cartas que Freud escribe a Sandor Ferenczi el 16 de septiembre de 1930, agradeciendo sus condolencias por la muerte de su madre, el clima afectivo es bien otro.

Escribe Freud:

“Querido amigo: Ante todo, mis gracias más expresivas por las bellas palabras que dedicas a la muerte de mi madre, la cual me ha afectado en una forma peculiar. No siento ni dolor, ni pena, lo que probablemente puede explicarse por las circunstancias especiales que concurran en el caso, como, por ejemplo, su avanzada edad, la pena que me inspiraba su postración final y al mismo tiempo un sentimiento de veneración que me parece también comprender. No me sentía libre para morir mientras ella viviera; y ahora sí. Seguramente los valores que atribuyo en mi interior a la existencia habrán experimentado una transposición considerable en los estratos más profundos. No asistí al funeral, en el que me representó también Anna…”

Qué distante es la actitud afectiva de Freud ante los dos acontecimientos más importantes en la vida de un ser humano!

El papel del padre

Examinemos el problema desde una perspectiva más general. Lo primero que llama la atención es que el duelo por la muerte del padre ha sido, en la literatura psicoanalítica, homologado con el de la muerte de la madre. Esto es tan así que cuando se estudia el fenómeno del duelo ningún autor hace la distinción de la estructura, dinámica y consecuencias entre uno y otro tipo.

Hay algunas pocas referencias de los efectos dañinos que la desaparición del padre o de la madre pueden llegar a provocar en el individuo si este es un hombre o una mujer.

Habitualmente se ha hecho hincapié en el duelo por la muerte de la madre y en algunas escuelas psicoanalíticas (como la kleiniana), las consecuencias de este duelo pueden referirse no sólo a la totalidad de la madre como persona sino a aspectos parciales de ésta. Es sumamente frecuente que se hable del duelo por el pecho de la madre durante el período de destete, del duelo del vientre materno durante y después del parto, etcétera.

El papel del padre no ha merecido una atención especial y para algunos analistas lo que marca las características fundamentales de una personalidad adulta son los duelos que ha sufrido por la pérdida de la figura materna o aspectos parciales de ésta.

En mi trabajo clínico como psicoanalista, hace más de treinta y cinco años, he observado un fenómeno que cuando lo vi por primera vez me causó suma extrañeza.

Este hecho clínico consiste en haber encontrado -reiteradamente que la muerte del padre, acaecida en cualquier edad, pero principalmente en las etapas tempranas del desarrollo y en la adolescencia, reviste particularidades inconfundibles y cuya repercusión en la vida del doliente, tanto para el hombre como para la mujer, son asombrosamente idénticas o muy semejantes en su dinámica.
Este hecho clínico me llamó la atención porque lo esperable era que la hija sufriera consecuencias distintas de aquellas referidas al varón. De acuerdo con mi experiencia clínica, los acontecimientos psicológicos, tanto en el hombre como en la mujer, obedecen a una misma dinámica anímica.

Me siento con derecho, a raíz de la observación de mis psicoanalizadas, a sostener que la muerte del padre -manifiesta o latentemente constituye el acontecimiento más fundamental que puede ocurrir en la vida de una persona, sea ésta del sexo masculino o del femenino.

Si volvemos a examinar la carta de Freud a Fliess, del 2 de noviembre de 1896, nos encontramos con una estremecedora confesión para un hombre que en la oportunidad, tenía apenas cuarenta años: … pero su muerte real ha hecho revivir en mi todos mis sentimientos más tempranos. Ahora me siento completamente desarraigado (o desamparado)”.

La genialidad de Freud le permitió recortar lo que yo considero el aspecto más esencial del duelo por la muerte del padre: el desamparo o desarraigo. Este desamparo atañe tanto a la mujer cuanto al hombre y se manifiesta con igual intensidad en cualquiera de los dos.

Las etapas del duelo

Empecemos a definir en qué consiste un duelo. Freud, en “Duelo y melancolía”, escribe:

“El duelo es, por lo general, la reacción a la pérdida de un ser amado o de una abstracción equivalente, la patria, la libertad, el ideal etc…” (Duelo y melancolía, pag. 243.)

“Esta reacción a la pérdida es sumamente dolorosa y necesita de un período de tiempo relativamente largo para que se pueda llevar a cabo.” (En “Análisis de un caso de neurosis obsesiva” -el hombre de las ratas- Freud da una cifra aproximada de dos años.)

Esquemáticamente, podemos trazar las siguientes etapas en un trabajo de duelo:

* Primera etapa: examen de la realidad.
* Segunda etapa: aceptación de la pérdida.
* Tercera etapa: identificación con el objeto perdido.
* Cuarta etapa: sustitución del objeto perdido.


Primera etapa: Examen de la Realidad

Primera etapa, a la que podemos llamar examen de realidad, puede sufrir dos destinos especiales: el sujeto en duelo acepta la pérdida del objeto o no la acepta … conviene aclarar el sentido de la palabra objeto en psicoanálisis, es parecido al que se usaba clásicamente como objeto de mi pasión de mi resentimiento, objeto amado, etcétera.

Como siempre, la aceptación de la realidad dolorosa no es permanente al comienzo. Se realiza por períodos: durante algún tiempo se asume la pérdida y, en otros, se la niega. Son momentos que se alternan y que suelen tener duración variable -de minutos, horas o días-. O, también, años.

Para que el trabajo de duelo pueda continuar su elaboración (procesamiento), es necesario que la persona acabe por aceptar que el objeto ya no existe más en la realidad externa que ha desaparecido ha muerto, se ha destruido o es inexistente.

La imposibilidad de elaborar este acontecimiento seguramente estanca el trabajo de duelo. Para que podamos desprendernos de un objeto perdido es inevitable que aceptemos que ya no está. Mientras alimentamos la esperanza de que vive o está oculto en algún lugar, resulta imposible desligarse de él.

El ejemplo más cruel y dramático es el de los sobrevivientes de los campos de exterminio de la Segunda Guerra Mundial que, al no ver el cadáver de sus parientes desaparecidos, siempre mantenían prendida la idea de que volverían algún día, con lo que vivían en estado de permanente y frustrada espera.

En caso de que la aceptación pase por períodos más largos, el sujeto podría pasar a una segunda etapa de elaboración, que podemos llamar aceptación de la pérdida o de la realidad. En psicoanálisis, la palabra elaboración designa el trabajo realizado por el psiquismo con vistas a dominar las excitaciones que le llegan y cuya acumulación ofrece el peligro de resultar patógena.

Segunda etapa: Aceptación de la Pérdida

La aceptación de la realidad o de la pérdida también es fluctuante y lleva a una identificación con el objeto muerto o desaparecido. Suelen ocurrir dos posibilidades. El sujeto se identifica con el muerto o con el destino del muerto. Si hay una fuerte identificación con el destino del muerto, el sujeto seguirá ese destino y esto lo conducirá al suicidio manifiesto o enmascarado (accidentes, enfermedades fatales, etcétera).

En caso de que la identificación se produzca únicamente con la persona del muerto, el individuo en duelo pasa a la tercera etapa elaborativa. Debemos aclarar qué entendemos por identificación: es un proceso por el cual un sujeto asimila un aspecto, una propiedad, un atributo de otro y se transforma, total o parcialmente, sobre el modelo de éste.

Tercera etapa: Identificación con el Objeto Perdido

Esta etapa puede ser denominada decisión de vivir. El proceso de duelo puede seguir uno de estos dos caminos: el sujeto se decide a vivir identificado con el muerto o lo sustituye por un nuevo objeto. En caso de vivir identificado con el objeto perdido, adquiere características de este objeto y, muchas veces, se conduce en la vida como él.

Cuarta etapa: Sustitución del Objeto Perdido

Es la etapa final, que podemos llamar de sustitución del objeto perdido. Esta sustitución puede ser parcial o total. Un ejemplo de sustitución parcial es el individuo que se casa con la cuñada soltera.

Otro más frecuente es el de la viuda que mantiene el retrato de su difunto esposo en un lugar privilegiado de la casa y muy frecuentemente lo utiliza para hacer comparaciones con su nuevo compañero, en las cuales éste siempre lleva las de perder.

Estas etapas -como dije anteriormente - son arbitrarias; no se desarrollan sucesivamente sino que se producen alternadamente, ora predominando una, ora la otra. El trabajo final de un duelo bien elaborado debe conducir a la sustitución total del objeto. En otras palabras, el sujeto consigue desligarse del objeto perdido y ligarse a un nuevo objeto.

La elaboración de un duelo se ve interferida por dos fenómenos psicológicos que fueron descriptos por Freud: por el sentimiento de culpabilidad, a consecuencia de la natural ambivalencia (sentimientos de amor y odio) del sujeto hacia su objeto perdido, y por la elección narcisista del objeto.

Cuanto menor ha sido la ambivalencia afectiva hacia el objeto, más favorecido se ve el trabajo de duelo. Lo mismo ocurre cuando menor ha sido la participación de los aspectos narcisistas del sujeto en la elección del objeto. En estas circunstancias hay más posibilidades de llevar a buen término la elaboración del duelo. Para los lectores no especializados intentaré aclarar el término narcisismo.

En psicoanálisis designa un concepto extremadamente complejo. Todos conocemos el mito de Narciso, el hermoso joven que se enamoró de su propia imagen reflejada en un estanque.

De este mito tomó Paul Nacke la palabra para denominar un hecho clínico que consiste en la hiperestimación del poder de los propios actos y de los propios deseos, en la creencia en la omnipotencia de las ideas, una fe ciega en la fuerza mágica de las palabras; en suma, una actitud megalomaníaca; a veces esa actitud es muy evidente, por ejemplo en los psicóticos que se creen Napoleón Bonaparte, y a veces está bastante oculta, por ejemplo en las personas melancólicas, que presentan a la vez una intensa desvalorización de sí mismas.

La función de la madre

Veamos, ahora, cuáles son las funciones de la pareja parental durante el proceso de desarrollo evolutivo del niño. Comencemos con la más conocida de todas que es el papel de la madre.

Es interesante señalar que todos los autores han hecho hincapié en la importancia de la madre en la crianza del hijo, principalmente en las etapas tempranas y fundamentalmente durante los primeros seis meses de la vida posnatal.

En cuanto al papel del padre éste ha sido bastante ignorado y la casi totalidad de los autores -psicoanalistas o no suelen darle una función secundaria. Esto es evidentemente claro en la escuela kleiniana, donde la madre juega el papel principal. La escuela lacaniana, de alguna manera con sus teorías acerca del desarrolló del niño, reserva un papel más decoroso para el padre y lo transforma en todo momento en una figura sumamente restrictiva de la libertad del niño.

En los últimos tiempos, algunos autores han reconocido otros aspectos de la función del padre en el desarrollo del niño. Entre nosotros, Arminda Aberastury y Eduardo Salas enfatizan mucho la necesidad del contacto físico del niño con su padre y consideran que este contacto es imprescindible para evitar el camino de la homosexualidad. Dicen los autores:

“Esta carencia de contacto con el padre es una de las raíces del rechazo del hijo y deja una nostalgia que podría ser el origen de una búsqueda posterior y desesperada de sustitutos paternos a través de toda la vida.”

Luego, bajo el título de “El papel del padre”, dicen:

El papel del padre varía según las diferentes edades del hijo y, muchas veces, la falta de adecuación a nuevas necesidades hace que un buen padre de un hijo de dos años se transforme luego en un incomprensivo o ausente para el hijo adolescente.

martes, 20 de marzo de 2007

- Hibris y Némesis

La "hibris o hybris", es un concepto de origen griego, que puede traducirse como ‘desmesura’ y que alude a la exagerada confianza en uno mismo y en sus obras, rasgo que habitualmente acaba derivando en una orgullosa condescendencia o un irreverente desprecio por los demás.

En la antigua Grecia, se relacionaba con la falta de respeto temeraria, hacia el espacio vital ajeno de los demás ciudadanos, que unido a la falta de control sobre los propios instintos, conducía a sentimientos violentos y pasiones exageradas, que inexorablemente empujaban a la fatalidad (Até) a los actores en su vida social o pública.

El concepto cristiano de pecado, era aún desconocido para los antiguos griegos y se consideraba que la hibris era la principal falta en su sociedad, junto con la asebeia, o inducción de los más jóvenes hacia el error en la convivencia y respeto por sus iguales, y que fue la acusación que recibió Sócrates antes de ser invitado al suicidio.

En la civilización helena, se creía en la predestinación, y se atribuía a las moiras, la proporción de felicidad o desgracia que reservaban para los humanos en su nacimiento, en función de su posición social de partida y su relación personal con los dioses, los hombres y el mundo.

La construcción del destino

La hibris, recibe sentido en relación al concepto de moira, que en griego significa ‘destino’, ‘parte’, ‘lote’ y ‘porción’ simultáneamente. El destino es el lote, la parte de felicidad o desgracia, de fortuna o desgracia, de vida o muerte, que corresponde a cada uno en función de sus condiciones y cualidades.

Las moiras, o crónicas, eran hijas de Zeus y Temis, aunque hay otros que atribuyen su origen a Nix, la noche, diosa que concebía sin aparearse. Eran tres: Cloto, "la que hila", Láquesis "la que asigna el destino" y Átropos, "la inflexible". En su conjunto, personifican el destino, y su misión es asignar el futuro a los seres que nacen, configurando su suerte y su desgracia.

Como diosas del destino, velan porque el sino de cada cual se cumpla, incluyendo el de los propios dioses, no solo el de los hombres. Asisten al nacimiento de cada ser, hilan su destino y predicen su futuro. Se las representaba como tres mujeres de aspecto severo: Cloto, con una rueca; Láquesis, con una pluma o un mundo y Átropos, con una balanza.

En los orígenes del mito, estos espíritus estaban relacionados con el instante del nacimiento, asistiendo al proceso del parto en el que ya decidían cual iba a ser la vida del recién nacido, lo que le iba a ocurrir a lo largo de ella, y cómo y cuándo iba a ser su muerte.

Mas tarde, el mito evolucionó a la forma que conocemos de las tres hermanas. El destino era determinado mediante un hilo de lana que Cloto hilaba, Láquesis devanaba y Átropos, cortaba. La representación más común usada era la tres viejas hilanderas o unas melancólicas doncellas. En Roma se transformaron en las Parcas (Nona, Décima y Morta).

Volviendo a la Hibris, quien en la antigua Grecia cometía esta falta, era considerado culpable de querer más de la parte que le fue asignada por las moiras en su destino. La desmesura, señala el hecho de desear más que la justa medida que el destino nos asigna, de ser extremadamente ambicioso.

El castigo de la hibris se conoce como Némesis, la sanción de los dioses que tiene como propósito devolver al individuo al lugar que le corresponde.

Herodoto lo expresa con claridad en un significativo pasaje de su Historia:

Puedes observar cómo la divinidad fulmina con sus rayos a los seres que sobresalen demasiado, sin permitir que se jacten de su condición; en cambio, los pequeños no despiertan sus iras. Puedes observar también cómo siempre lanza sus dardos desde el cielo contra los mayores edificios y los árboles más altos, pues la divinidad tiende a abatir todo lo que descuella en demasía. —Historia, VII, 10

Estas palabras recuerdan el atentado del 11-S en New York, que coincide con la segunda aleya del capítulo dedicado al trueno en El Corán

2. Alá es quien elevó los cielos sin pilares visibles. Luego, se instaló en el Trono y sujetó el sol y la luna, prosiguiendo los dos su curso hacia un término fijo. Él lo dispone todo. Explica detalladamente los signos. Quizás, así, estéis convencidos del encuentro de vuestro Señor.Las torres gemelas ofendían a Alá, por ser las “columnas del cielo” que pretendían sostener un nuevo cielo, un cielo diferente al que Mahoma o Jesucristo se referían. Los terroristas musulmanes, se han convertido desde entonces en los dedos de la mano de Dios, dispuestos a derribar la ambición ateocrática de los hombres, lo que nos lleva a la segunda falta contra los dioses y las costumbres de los hombres: la asebeia o impiedad.

La asebeia, es un término griego que hace referencia al delito de impiedad o falta de devoción hacia los dioses de la religión del estado ateniense. Por cometer este delito fueron acusados Anaxágoras, Protágoras, Sócrates y Aristóteles. La impiedad entendida en un sentido amplio, esto es, como irreligiosidad, caracteriza al racionalismo filosófico por ser éste incompatible con la aceptación de verdades alcanzadas desde fuentes praeterracionales como la fe o la revelación.

Superar la asebeia era necesario para transformar el mythos en logos, y alcanzar la era de la razón, las explicaciones racionales de la realidad. Requería de una laicidad de partida, que permitiera el desarrollo de la filosofía, la ciencia, la democracia, la libertad y la justicia.

La concepción de la hibris como falta determina la moral griega como una doctrina de la mesura, la moderación y la sobriedad, obedeciendo al proverbio pan metron, que significa literalmente ‘la medida en todas las cosas’, o mejor aún como “nada en exceso”, ‘nunca demasiado’ o ‘siempre bastante’.

El hombre debe ser consciente de su lugar en el Universo, “conocerse a sí mismo”, pero al mismo tiempo “conocer el cosmos en el que habita”, debe aceptar su posición social en una sociedad jerarquizada desde la justicia, y también su mortalidad ante la inmortalidad de los dioses.

La hibris es un tema común en la mitología, pero también en las tragedias griegas y el pensamiento presocrático, cuyas historias incluían a menudo protagonistas que sufrían de hibris y terminaban por ello siendo castigados por los dioses.

En la Teogonía de Hesíodo, las distintas razas de hombres (de bronce, de hierro, etcétera) que se suceden en el tiempo, se condenaron por su hibris. En cierto modo, la falta de Agamenón en el primer libro de La Iliada se relaciona con la hibris al desposeer a Aquiles de la parte del botín que debería corresponderle en justicia.

Por su parte, Heráclito “el oscuro”, nos muestra la hibris como el señalamiento de una falta hacia el Nous o dios legal: «El sol no traspasará sus medidas, pues si no las Erinias, asistentes de la Diké (justicia), lo descubrirán.» No obstante, Heráclito piensa que mientras haya discordia, se podrá fundir las partes en el Uno. Por lo tanto aquí la hibris es un fluir de opuestos, haciendo posible la vida, lo que preconcibe la dialéctica como forma de alcanzar la certeza.

El derecho griego aporta la referencia que más nos interesa sobre la cuestión, la hibris es así definida como la violencia ebria de los poderosos hacia los débiles, la altanería grosera de los detentadotes del poder.

En la poesía y la mitología, el término fue aplicado a aquellos individuos que se consideraban a sí mismos, iguales o superiores a los dioses. La hibris, era a menudo el ‘trágico error’ o hamartía de los personajes de las tragedias helenas.

Contra hibris, némesis

Némesis es la diosa griega que medía la felicidad y la desdicha de los mortales, a quienes solía ocasionar crueles pérdidas cuando habían sido favorecidos en demasía por la diosa Fortuna o por su hibris. Con este carácter nos la presentan los primeros escritores griegos, y más tarde se representó en las Furias, deidades que castigaban los crímenes.

Némesis, también llamada Ramnusia, la “diosa del santuario de Ramnus”, es la deidad que corrige los excesos de la fortuna. Es una deidad antigua, por lo que no está sometida a los dictámenes de los olímpicos. Castiga sobre todo la desmesura.

Sus sanciones tienen usualmente la intención de dejar claro a los hombres que, debido a su condición humana, no pueden ser excesivamente afortunados ni deben trastocar con sus actos, ya sean buenos o malos, el equilibrio universal, tan admirado por los griegos. Un claro ejemplo lo encontramos en Creso, que al ser demasiado dichoso fue arrastrado por Némesis a una expedición contra Ciro que provocó su ruina.

Las representaciones de Némesis son diversas, quizás la primera sea llevando en la mano una rama de manzano y coronada con un stéfanos. De rasgos imprecisos, más tarde aparecerá caracterizada con la corona llamada polos, mostrando una actitud especial, con un dedo sobre sus labios como indicando silencio.

Némesis aparece representada con la ninfa Adrastea en un carro tirado por grifos en las monedas de Esmirna. En las pinturas de los vasos suele aparecer en unión con Temis. En las indicadas monedas Némesis lleva en la cabeza un modius, medida que los dioses habían puesto a la ambición y a la felicidad humana, de la cual no debían pasar los hombres para no exponerse a ser perseguidos por la Némesis alada, que es como se la suele ver en algunos monumentos.

Resulta extraño que a lo largo de mi vida estas palabras, hibris, némesis, asebeia, modius, no hayan sido pronunciadas por nadie de los que me han rodeado. Han desaparecido del lenguaje común, porque no resultan políticamente correctas.

Superar la hipocresía

Definitivamente vivimos en una sociedad creadora de máscaras, que en el teatro griego eran denominadas “hypócritas”, y que proviene del término heleno hypokrisis, que significa acción de desempeñar un papel

La falta de autenticidad que caracteriza nuestras vidas actuales, se refiere etimológicamente a un vicio que consiste en la simulación de una virtud o cualidad de la que se carece. En la antigüedad, se consideraba que la hipocresía era un homenaje que brindaba el vicio a la virtud.

Nos acostumbramos tanto a fingir, ante los otros y ante nosotros mismos, que nos vamos olvidando de lo auténtico, y confundimos lo que simulamos con lo que somos, y termina importándonos solamente lo que queremos hacer creer a los demás que somos

Nos escondemos más que nunca tras las máscaras griegas, y la representación de lo que no somos nos atrapa, hasta sufrir la metamorfosis que nos permite adaptarnos en forma de mentira ante la vida, convirtiéndonos en actores dispuestos a representar el papel que les dicta el destino gestionado por las moiras, hasta que convertimos nuestra existencia en un espectáculo singular, que transcurre entre la tragedia y la comedia, buscando el aplauso de los otros, mientras más solos nos vamos sintiendo.

Resulta extraño que a lo largo de nuestras vidas, de todas estas palabras, hibris, némesis, asebeia, la única que ha sobrevivido y se usa con frecuencia, es la hipocresía. Las otras han desaparecido del lenguaje común, porque no resultan políticamente correctas.

No sólo se secuestra la verdad, sino también los caminos y conceptos que a ella conducen, a eso lo denominamos política en los tiempos actuales.

Némesis, es el concepto que representa la era de los ciudadanos; al fin ha llegado la hora de erradicar a los políticos de nuestras vidas para siempre, de superar la insoportable represión del poder, construida sobre la difusión del miedo y la ignorancia.

No podemos permitir que nadie usurpe lo que nos pertenece: el dominio sobre nuestro propio destino.

Los políticos no representan, ni defienden nuestros intereses, sino los suyos; no son nuestros benefactores, sino nuestros adversarios en la conquista del bienestar y la felicidad. Si hemos logrado superar el destino que las moiras, los dioses, los señores, todos ellos representantes del poder, han establecido sobre nuestras vidas, el siguiente paso es erradicar a los políticos de la escena.

Es la hora de Némesis, es la hora de los ciudadanos, es la hora de que el poder retorne a sus auténticos dueños, es la hora de que no exista otro destino que el emergente de nuestros deseos.

Enrique Suárez Retuerta

lunes, 19 de marzo de 2007

- Camina un rato con mis zapatos

(Proverbio indio)
EMPATÍA

En esta oportunidad hablaremos de la “Empatía”, la cual no es otra cosa sino “la habilidad que posee un individuo de inferir los pensamientos y sentimientos de otros, lo que genera sentimientos de simpatía, comprensión y ternura”.

Muchas disciplinas las han considerado un fenómeno muy importante y relevante entre ellas la Psicología que le asigna, un rol de mediador cultural, para evaluar la conducta social. Ha sido un tema de interés tanto para la Psicología clínica como educacional, social y de la personalidad.

Algunos doctrinarios la definen como la habilidad cognitiva, que es inherente a un individuo, de tomar la perspectiva del otro o de entender algunas de sus estructuras de mundo, sin adoptar necesariamente esta misma perspectiva, es como colocarse en los zapatos del otro y aunque no pienses igual que ellos conocer o entender lo que ellos sienten a sabiendas de que cada individuo posee un guión propio. Para otros la empatía es empírica, ya que es como una experiencia adquirida a partir de las emociones de los demás a través de las perspectivas tomadas de éstos y de la simpatía, definida como un componente emocional de la empatía.

En resumen podemos decir que no es otra cosa sino la habilidad para estar consciente de, reconocer, comprender y apreciar los sentimientos de los demás". En otras palabras, el ser empático es el ser capaces de "leer" emocionalmente a las personas.

La empatia se enlaza con otras habilidades o capacidades de comportamiento importantes dentro de las cuales se incluye: calidad de interrelación, desarrollo moral, agresividad y altruismo. También incluye un respuesta emocional orientada hacia otra persona de acuerdo con la percepción y valoración del bienestar de ésta y una gama de sentimientos empáticos como ya hemos dicho anteriormente simpatía compasión y ternura.

Los estudiosos de la materia han establecido que puede existir una empatía que abarque respuestas con pautas afectivas y cognitivas. Trayendo esto como consecuencia dos distinciones : “ empatía cognitiva”, constituye una comprensión del estado interno de otra persona, y “empatía emocional” (o afectiva), que involucra una reacción emocional por parte del individuo que observa las experiencias de otros y se coloca en el lugar del mismo.

A los efectos de una mejor comprensión del concepto dado anteriormente es necesario distinguir entre capacidad y tendencia empática.

Una capacidad, es propia de cada individuo que posee la habilidad de conectarse con actividades mentales, puede adoptar la perspectiva de los demás o atender a sus propios estados internos. Se han establecido teorías que se refieren al desarrollo de la empatía de los niños, estableciendo que virtualmente desde el nacimiento el infante es capaz de experimentar un estado de aflicción personal en respuesta a la aflicción de otros, incluso la de su madre cuando se encuentran en el vientre. Sin embargo las habilidades cognitivas del niño se desarrollan con la edad, así como también los sentimientos de simpatía y la toma de roles, pero a la vez disminuyen la capacidad de aflicción personal. En fin a medida que vamos creciendo perdemos esa habilidad que poseemos de forma innata de colocarnos en el lugar de otros.

Las funciones de la empatia van desde la motivación, ya que amplifica o intensifica la motivación a aliviar la necesidad de otra persona. Hasta la información acerca del grado en el cual uno valora al bienestar de las otras personas y desea aliviar su necesidad.

Existe una relación entre el “ Ser” y la “ Empatia” ya que las personas están predispuestas a empatizar con aquellos que consideran similares o con objetivos parecidos a los de ellos, que encuentran dicha similitud como resultado de su interacción, entender esta relación nos puede llevar a entender a que se debe el aumento de empatia en determinadas situaciones en comparación con otras , como por ejemplo : Aumenta cuando la persona experimenta angustia; motivando que se preste ya sea una ayuda egoísta o ayuda dirigida a reducir la propia angustia y afecto empático ayuda altruista o ayuda dirigida a reducir la angustia de los demás . La angustia personal aumenta si uno de los sujetos que intervienen en el proceso empatico posee auto- discrepancia (estados afectivos negativos), sin embargo, el afecto empático sólo aumenta sí el sujeto comparte la vulnerabilidad emocional de la otra persona. Cuando uno de los sujetos ha experimentado la angustia de la otra, se produce empatía y conductas altruistas ya que se revive esa angustia. La relación entre auto- estados compartidos y los efectos emocionales de la empatía podría llevarnos a entender la motivación interpersonal.

Las personas que orientan su atención en entender los sentimientos de los demás y que se comprometen afectivamente con ellos, experimentan un mayor interés empático y ofrecen más ayuda que aquellos que se centran en los procesos de pensamiento. Lo más probable es que una persona que experimenta empatía por otra, reacciona en forma altruista sin embargo, no siempre ocurre de esta manera. Podría esto deberse a que existen factores situacionales como la presencia de terceros , situaciones ambiguas, etc; Que van a promover o inhibir la conducta altruista. La relación más alta entre empatía y altruismo se da cuando existe una relación entre personas y una de ellas necesita ayuda.

Dentro de la empatia podemos observar que muchas veces puede ser que experimentemos ese sentimiento de entender a los demás pero que se nos presenten otras circunstancias que pueden llevarnos a que a pesar de tener el sentimiento empatico, actuemos por motivos egoístas ya que observamos el costo de la ayuda y en este caso nos encontramos ante un conflicto de intereses entre el bienestar propio y el de los demás, por lo tanto dentro de nuestra sociedad aún cuando las personas experimentan este sentimiento no se comportan como tal, debido a esa lucha de intereses que se presentan. Ya que el alto costo de la ayuda desvió la atención en considerar a los demás.

La empatía debe presentarse en las parejas, donde cada miembro trata de inferir con precisión pensamientos y sentimientos del otro. Desde luego esta inferencia guarda una relación proporcional al tipo de relación de las parejas, es necesario que se basen en sinceridad, habilidad de comunicación y funcionamiento total de estas Cuando las parejas resuelven conflictos de forma directa y abierta, se logra un mejor diagnóstico de la situación y se tiende a desarrollar más comprensión de sentimientos y pensamientos en sus discusiones.

La relación entre empatía y calidad de relaciones son mayormente positivas, si los asuntos confrontados son más triviales, menos conflictivos y menos amenazadores para la relación; y la relación podría ser negativa si el contenido de la confrontación es más importante, más conflictivo y más amenazador.

Además se plantea que el conocimiento personal acerca del otro aumenta la empatía, por lo que se daría más en amigos que en desconocidos. El atractivo físico también sería un factor importante de considerar.

La empatía es una respuesta afectiva - cognitiva en virtud de que se activa por el estado de necesidad de otra persona y su intensidad se relaciona con la rapidez e intensidad de la ayuda subsiguiente, la que también depende de la información acerca de los pensamientos, sentimientos del otro y cuánto valoramos el bienestar de éstos. La empatia es importante ya que repecúte en gran parte en el repertorio de conductas sociales, tales como relación de pareja, amistad, agresión, conductas altruistas, actitud hacia los desconocidos.

La empatía en su mayoría es motivada por un deseo altruista de aliviar el estado de necesidad en que se encuentra una persona y no sólo tal como lo han establecido algunos especialistas el deseo egoísta de mejorar nuestro propio estado de tristeza o angustia que pudiera provocar el percibir a alguien en necesidad.

Tendemos más a empatizar con amigos que con extraños porque existe un mayor intercambio de información con los primeros y también debido a la información previa almacenada que se tiene de estos. Esto permitiría inferir con mayor rapidez y precisión pensamientos y sentimientos del otro haciendo más fácil interpretar las situaciones en las cuales debemos ser empáticos.

Se considera que la misma es una habilidad de carácter subjetivo, ya que es dependiente del individuo que la manifieste dadas las características de la percepción como fenómeno cognitivo implica no sólo la adquisición de información inmediata del ambiente, sino que juega un papel importante la información obtenida a través de vivencias previas y la relación que se establece entre ambas.
 

- Peor el remedio que la enfermedad

La Mafia Farmacéutica
(Por Carlos Machado)

El mercado farmacéutico mueve unos 200.000 millones de dólares al año. Un monto superior a las ganancias que brindan la venta de armas. Por cada dólar invertido en la fabricación de un medicamento se obtienen mil en el mercado. Este mercado, además, es uno de los más monopolizados del planeta, ya que sólo 25 corporaciones copan el 50 por ciento del total de ventas.

El mercado farmacéutico mueve unos 200.000 millones de dólares al año. Un monto superior a las ganancias que brindan la venta de armas o las telecomunicaciones. Por cada dólar invertido en la fabricación de un medicamento se obtienen mil en el mercado. Y las multinacionales farmacéuticas saben que se mueven en un terreno de juego seguro: si alguien necesita una medicina, no va a escatimar dinero para comprarla. Este mercado, además, es uno de los más monopolizados del planeta, ya que sólo 25 corporaciones copan el 50 por ciento del total de ventas. De ellas, las seis principales compañías del sector –Bayer, Novartis, Merck, Pfizer, Roche y Glaxo- suman anualmente miles de millones de dólares de ganancias, a lo que hay que añadir más todavía, dado que todos los grandes grupos farmacéuticos son también potencias de las industrias química, biotecnológica o agroquímica. Todo ello, y su imparable avidez por seguir haciendo dinero y creciendo cual un parásito destructivo, hace que las multinacionales del sector, haciendo gala de una total impunidad, se desentiendan de su verdadero cometido, la salud, y no reparen en aplastar a competidores menores, atacar a gobiernos débiles que intenten enfrentarlas y, lo que es peor, mantener precios prohibitivos para las poblaciones de escasos recursos y a la vez fabricar productos que en muchísimos casos terminan envenenando a los eventuales pacientes. Sobrados ejemplos hay en ese sentido.

Uno de ellos tuvo como protagonista a Merck, uno de los gigantes farmacéuticos que se vio obligado a retirar del mercado a una de sus estrellas, el antiinflamatorio Vioxx (rofexocib), cuya venta le reportaba 2.500 millones de dólares al año. Pero hasta que Merck retiró ese medicamento fue demasiada la sordera, la negligencia y la falta de ética frente a las constantes advertencias sobre los riesgos cardiovasculares que producía. Actualmente, ese fármaco podría causarle a Merck muchas más pérdidas que su retiro de las ventas. En Estados Unidos, la compañía fue declarada responsable de la muerte de Robert Ernst y obligada a pagarle a su viuda 253,4 millones de dólares, pero se encuentran pendientes de resolución unas 5.000 denuncias, y puede suceder que la compañía farmacéutica tenga que desprenderse finalmente de entre 18.000 y 50.000 millones de dólares. Sin embargo no sólo Merck fue el responsable de la negligencia, sino que un organismo como la Agencia para las Drogas y los Alimentos (FDA-Foods and Drugs Agency), el ente gubernamental norteamericano que supuestamente debe velar por la salud y la alimentación de los contribuyentes, también es corresponsable.

Desde el año 2002 se sabía que el Vioxx aumentaba la posibilidad de generar infartos al corazón o problemas similares, por lo que corrieron las sospechas: ¿apoyó Merck algunos trabajos o investigaciones de la FDA, o hubo algún tipo de contraprestación o, si se prefiere, de “coimas”?. Nada de ello resultaría extraño, si nos atenemos a los antecedentes de la FDA en el juego de intereses con que son favorecidos los grandes grupos químico-farmacéuticos, y de los que nos ocupamos en notas anteriores. Lo cierto es que Merck no retiró al Vioxx del mercado hasta el año 2004, un retraso inexplicable ya que eran demasiadas las evidencias de múltiples efectos cardiovasculares adversos del fármaco, y una falta de respuesta rápida incomprensible en una compañía fundada hace 340 años.

La conclusión no es tan difícil: las ventas del producto fueron más importantes que sus efectos adversos.

Hipocráticos hipócritas

Hace tiempo que es vox pópuli el hecho de que los laboratorios acosan a los médicos para que éstos receten con exclusividad sus productos. Un acoso nada incómodo para los profesionales de la salud, ya que por aceptarlo se llevan no pocos beneficios. Lamentablemente hoy en día son una gran mayoría los médicos que de buen grado se dejan caer en las redes de este soborno. Incluso puede observarse, cuando alguien va a atenderse a un consultorio, de qué manera los doctores dejan de lado por varios minutos la atención a sus pacientes para dar preferencia a la recepción, en medio de los turnos, de trajeados visitadores médicos llevando en las valijas no sólo sus promociones, sino también los regalitos de rigor. Un caso de este tipo, y a gran escala, explotó con ribetes de escándalo en Italia, y la autoría del soborno en cuestión correspondió a otra de las grandes multinacionales farmacéuticas.

Luego de un trabajo que le llevó dos años, la Fiscalía de Verona hizo pública hace unos dos años una investigación que sacó a la luz lo que en ese país también era un secreto a voces: médicos que reciben regalos y sumas de dinero de una multinacional farmacéutica a cambio de recetar sus productos. La acusación apuntó, con nombres y apellidos, nada menos que a 4.400 médicos de toda Italia y a 273 dirigentes y empleados del grupo británico Glaxo Smith Kline (GSK), uno de los líderes mundiales del sector, cuya sede italiana se encuentra precisamente en Verona. Las prácticas en cuestión se llevaron a cabo en el período 1999-2002, y las acusaciones van de soborno y corrupción a asociación delictiva en el caso de algunos dirigentes de Glaxo en Italia.

La investigación se originó en la región del Véneto, cuando la Policía Fiscal descubrió en la contabilidad de la compañía una cantidad exagerada, de alrededor de 100 millones de euros, destinada a “promoción”. La Fiscalía acusó a Glaxo de haber desembolsado un millón de euros anuales para que los médicos prescribieran determinados fármacos y se atuvieran al catálogo de la compañía. De acuerdo a lo explicado por la policía italiana, todo el sistema de “comisiones” y regalos era controlado por un sistema informático conocido con la clave “Giove”, en el que era registrado el rendimiento de cada médico y en base a ello se establecía la importancia del premio.

Los métodos de captación de los profesionales utilizados por Glaxo incluían viajes a lugares paradisíacos, relojes de oro, computadoras personales y dinero en efectivo. En algunas conversaciones telefónicas interceptadas por los investigadores en 2003, algunos vendedores de Glaxo se jactaban del aumento en las ventas logrado gracias a los sobornos. Por su parte, los fiscales informaron que la firma cuidaba a los facultativos en todos los niveles, desde la medicina general -2.579 profesionales denunciados- con obsequios de computadoras, reproductores de DVD o cámaras fotográficas, hasta los especialistas, con 1.738 acusados que recibían obsequios aún más valiosos como viajes, financiación de congresos y elementos de alta tecnología. Asimismo hubo un grupo de 60 médicos investigados, adscriptos a servicios de oncología, que participaron en un programa denominado Hycantim, un producto para el tratamiento de tumores. Según las acusaciones, esos médicos recibían incentivos por cada paciente al que le prescribían ese fármaco. Uno de los fiscales señaló, al referirse a los ejecutivos de la compañía y el precio del producto: “Para esta gente, cada enfermo valía 4.000 euros. Daba igual si el medicamento era bueno o no, lo importante era tener el mayor número de pacientes”.

Una buena muestra de que la codicia de la industria farmacéutica ha convertido la enfermedad en un negocio. En el caso antes apuntado, contando con la complicidad de médicos que ningún favor le hacen a su otrora noble profesión, manchando el juramento de Hipócrates y convirtiéndolo en un código de hipócritas.

Bayer, mucho más que una aspirina

Seguramente el grupo farmacéutico que se lleva las palmas en lo que hace a la acumulación de dinero y poder sin que le importe pisotear pequeños competidores y, peor aún, envenenar consumidores, es Bayer AG. Una empresa presente en todos los países del mundo que opera en la misma sintonía de colegas suyos como Monsanto y Dow Chemical, multinacionales químicas que también abarcan el rubro farmacéutico y de las que nos ocupamos en notas recientes. La historia de la compañía alemana Bayer, con su sede central en la ciudad de Leverküsen, se remonta al siglo XIX, cuando nació como IG Farben, y está colmada de hechos aberrantes, pero claro, “de eso no se habla”, y teniendo como toda multinacional con trapos sucios quien se los lave y contando además con 400 parlamentarios en su país, tanto regionales como nacionales, que antes pasaron por las filas de la empresa y continúan brindándole fidelidad, ocultar parte de su historia negra no le resulta difícil. Pero aquí recordaremos parte de esa historia.

Esta multinacional, que también se identifica con agentes de guerra química, con innumerables insecticidas y venenos caseros y con “medicamentos” como la heroína -un temprano patentamiento de Bayer antes de comprobar lo que causaría-, ha trabajado en muchas oportunidades estrechamente con dictadores y criminales de guerra, desde Hitler en adelante. Uno de sus directores, Carl Duisberg, ya se había encargado personalmente de propagar el concepto de “trabajos forzados” durante la Primera Guerra Mundial, idea que posteriormente fue aplicada con mucha más dedicación por los nazis, al someter a esos trabajos forzados a prisioneros de guerra, habitantes de los países ocupados y trabajadores extranjeros. Esto a su vez derivó hacia los asesinatos masivos, muchos de ellos en el campo de concentración cuyos terrenos eran propiedad de la IG Farben y del que se guarda un lamentable recuerdo: Auschwitz. Pero la compañía no sólo colaboró con esos terrenos. También fabricó el gas Zyclon B, utilizado para exterminar judíos en ése y otros campos de concentración. Después de la Segunda Guerra Mundial, la IG Farben se fragmentó en las empresas Bayer, BASF y Hoechst, pero ninguna de las tres indemnizó adecuadamente a las víctimas, sobrevivientes o familiares.

Cuando moría el siglo XX y tras una investigación de nueve meses, Bayer fue hallada responsable de la muerte de 24 niños en la remota aldea andina de Taucamarca, en Perú, al ingerir en su desayuno alimentos envenenados con el pesticida metil-paratión, en tanto otros 18 sufrieron daños en su salud y en el desarrollo a largo plazo. El pesticida, un organofosforado que era comercializado por la compañía con el nombre de Folidol, era vendido a pequeños agricultores en toda la zona andina peruana, la mayoría de ellos analfabetos y que solamente hablan en idioma quechua. Bayer empaquetaba ese pesticida –un polvo blanco semejante a la leche en polvo y sin olor a químicos- en pequeñas bolsas plásticas, etiquetadas en español y con el dibujo de un vegetal, en tanto las etiquetas no ofrecían ninguna información de seguridad, ni siquiera en pictogramas, que pudieran ser interpretadas por los habitantes de las aldeas. Un informe del Congreso peruano concluyó en que Bayer debería compensar a las familias afectadas, y éstas iniciaron en octubre de 2001 una acción judicial contra la empresa y su subsidiaria Bayer-Perú, alegando que debieron tomar medidas para prevenir el mal uso de un producto extremadamente tóxico dada la preeminencia de idiomas indígenas en el interior de Perú. Sin embargo, dos días después de iniciada la acción legal el juez de la Corte Superior de Lima desestimó la demanda por “cuestiones de procedimiento” y concluyó sumariamente, e ilegalmente, que los demandantes “no habían planteado de manera adecuada el caso sustancial”. Según las leyes peruanas, en la fase inicial del litigio el juez sólo puede determinar si los documentos de la demanda están completos o no, pero no puede pronunciarse sobre cuestiones legales sustanciales. ¿Otra muestra del poder de una multinacional, en este caso quizás presionando o comprando a un juez?. El caso es que las familias apelaron esa sentencia ilegal y, por lo que se supo hasta ahora, aguardaban la fijación de una nueva audiencia, mientras acusan además al ministerio de Agricultura peruano de no hacer aplicar las normas sobre pesticidas, dado que en ese país es común la venta sin control de pesticidas de “uso restringido”, como el que causó la muerte de esos 24 niños.

Durante la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sostenible que se llevó a cabo en Johannesburgo, Sudáfrica, las familias afectadas escribieron al entonces secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan, pidiéndole que excluyera a Bayer del Pacto Mundial de la ONU debido a las acciones de esa compañía en Perú. El Pacto Mundial es una asociación entre la ONU y diversas empresas multinacionales que se comprometieron a “respetar el ambiente y los derechos humanos”. La carta a Annan fue firmada, en representación de la aldea de Taucamarca, por Víctor Huarayo Torres, dos de cuyos hijos estaban entre los 24 niños muertos por el envenenamiento con el pesticida de Bayer, y expresa: “Los padres dolientes de mi aldea no podemos entender cómo la ONU puede apoyar a una compañía como Bayer, que continúa vendiendo sus pesticidas más tóxicos, clasificados por la OMS (Organización Mundial de la Salud) como extremadamente peligrosos, muchos años después de haber prometido públicamente retirarlos, en 1995. Tampoco entendemos por qué la ONU respalda a la compañía que permitió la venta de metil-paratión en una región donde sabía que los residentes no podrían leer las instrucciones de la etiqueta”.

Pese a sus famosas aspirinas, Bayer debió soportar algunos otros dolores de cabeza, como en mayo de 2003, cuando un equipo de abogados de California presentó una demanda contra la compañía en nombre de enfermos hemofílicos. La acusación fue que Bayer había vendido en la década de 1980 coagulantes infectados con los virus de la Hepatitis C y el HIV. Por supuesto, Bayer rechazó la acusación explicando que se había atenido a “normas existentes en la época”. Cabe preguntarse si esas “normas” tuvieron que ver con los manejos de la FDA norteamericana, difundidos en ésta y otras notas, para jugar a favor de los intereses de las multinacionales químico-farmacéuticas. Por otra parte, a Bayer le interesaba sobremanera hacer pie en Wall Street llegando a cotizar en la Bolsa de Nueva York, una cima a la que aspiran llegar todas las grandes multinacionales, y para ello debía tener una carta de presentación intachable. Firmada seguramente por una FDA convenientemente “aceitada” y por el hecho de hacer “buena letra” en el mundo con sus productos y evitando juicios y demandas, al menos hasta que lograra aquel objetivo. Sin embargo no le fue tan fácil, ya que debió retirar del mercado el Lipobay (Cerivastatina), un medicamento para combatir el colesterol que no había sido debidamente comprobado, luego de que ocasionara miles de muertes por infartos y otras dolencias cardíacas. La criminal actuación de Bayer con ese fármaco obedeció a su necesidad de encontrar un hueco en el mercado de los medicamentos contra el colesterol, copado por multinacionales norteamericanas. Necesidad y urgencia que demostraron, una vez más, que los intereses de estos grandes grupos están muy por encima de la ética y de la salud a la que dicen servir.

De todas maneras, Bayer no sufrió en este caso los efectos de ninguna demanda en su contra. Es que las multinacionales farmacéuticas integran una parte destacada de la llamada Mesa Redonda Europea de Industrias, que se reúne periódicamente con altos consejeros de la Unión Europea para delinear las “líneas generales” de cada sector. Y como se dijo anteriormente, Bayer dispone de 400 ex ejecutivos de la firma que ahora son parlamentarios regionales o nacionales, a los que la multinacional además reúne mensualmente para presionarlos o tenerlos controlados, por lo cual no resulta para nada anormal que el gobierno alemán la haya absuelto de toda responsabilidad, negándose a iniciar cualquier acción jurídica, pese a las contundentes pruebas en su contra.

Otro ejemplo del desprecio de estos grandes grupos por la humanidad, se dio cuando a comienzos del 2003, el India Committee of the Netherlands publicó un informe según el cual las multinacionales Bayer, Monsanto, Unilever y Syngenta explotaban a niños en la producción de semillas en la India.

Para concluir con algunas muestras más de lo que realmente representa Bayer más allá de sus afamadas aspirinas, podemos referirnos a que esta compañía, una de las que más comercializa herbicidas, lo hace con algunos que han ocasionado lesiones graves en personas y animales, especialmente en el Tercer Mundo, donde los grandes grupos químico-farmacéuticos encuentran un campo fértil para que sus venenos sean aceptados y vertidos. Así ocurrió con el Baysiston, utilizado en los cultivos de café; Gaucho, para los de girasol; y el muy peligroso nematicida Fenamifos (Nemacur).

En todo caso, estas multinacionales siempre van a estar cubiertas en todos los flancos posibles, ya que si los “mecanismos políticos habituales” llegaran a fallar, se ponen en marcha otros planes.

Acción y reacción

De esos planes bien puede dar cuenta el colombiano Germán Velázquez, doctor en Economía y director del Programa Mundial de Medicamentos de la OMS, quien se atrevió a publicar un estudio en el que recomienda, entre otras cosas, la elaboración de medicamentos genéricos y la eliminación de las patentes, además de oponerse a los tratados de libre comercio (TLC) que con tantas urgencias y presiones intenta imponer Estados Unidos. Desde entonces el hombre vive bajo amenazas de muerte.

En mayo de 2001 fue atacado en Río de Janeiro por un desconocido que le robó su cartera, lo golpeó y con una navaja le dejó en una de sus muñecas una cicatriz de 16 centímetros. Lo que había quedado como un simple atraco tomó otro cariz en Miami, cuando Velásquez asistió a una reunión de la OMS: una noche en que caminaba por Lincoln Road fue abordado por dos hombres que lo golpearon y lo amenazaron de muerte. Mientras estaba tendido en el suelo, sus atacantes le dijeron: “Esperamos que haya aprendido la lección de Río. Deje de criticar a la industria farmacéutica”. La cuestión estaba más clara.

Velázquez denunció el hecho a la policía de Miami y lo comunicó de inmediato a la sede de la OMS. Según informó en su momento el diario español “El Mundo”, a su regreso a Ginebra todo pareció volver a la normalidad, pero diez días después sonó el teléfono por la noche en el domicilio de Velázquez y una voz le preguntó en inglés: “¿Tiene miedo?”. Cuando Velázquez preguntó quién era, la voz le respondió: “Miami, Lincoln Road”. Desde ese momento no cabían más dudas de que la vida del funcionario de la OMS estaba en peligro tanto en su casa como en el extranjero. Dos semanas después se repitió la llamada advirtiéndole que no asistiera a la reunión -que posteriormente se celebró y a la que Velázquez asistió de cualquier manera- de la Organización Mundial de Comercio (OMC), para discutir sobre la relación entre el derecho a la salud y la propiedad intelectual de los medicamentos esenciales.

Por si fuera poco, y como otra muestra de los poderes con que son protegidos los intereses de las multinacionales, la entonces secretaria de Estado norteamericana, Madeleine Albright, le “sugirió” a quien era directora de la OMS, Gro Harlem Bruntland, que retirara de circulación el estudio elaborado por Velázquez y, más aún, que lo despidiera, pero esta funcionaria decidió mantener su posición negativa al respecto.

El caso es que Germán Velázquez continúa luchando, entre otros aspectos, contra las patentes exclusivistas de las multinacionales farmacéuticas, por la libre elaboración de genéricos y por un fácil acceso de los países pobres a los medicamentos, mientras se ha visto obligado a vivir bajo permanente protección policial y de una patrulla de las Naciones Unidas. Presiones a las que obligan las grandes “familias” de la mafia farmacéutica.

El gran negocio

La globalización ha permitido que se desarrolle una nueva forma de poder, la farmacocracia, capaz de decidir qué enfermedades y qué enfermos merecen cura. Es así como el 90 por ciento del presupuesto dedicado por la industria farmacéutica para la investigación y el desarrollo de nuevos medicamentos está destinado a enfermedades que padece sólo el 10 por ciento de la población mundial. Un tercio de ésta carece de cuidados médicos adecuados. La codicia de las multinacionales del sector, los aranceles, las trabas burocráticas y la corrupción de los propios gobiernos de los países empobrecidos hacen posible que más de 2.000 millones de personas se vean privadas de su derecho a la salud.

Según la OMS, millones de personas en Africa, Asia y América Latina sufren las llamadas “enfermedades olvidadas”, como el dengue hemorrágico, la filiasis linfática, la oncocercosis, la enfermedad del sueño o el mal de Chagas, que afectan a 750 millones de personas y acaban con la vida de medio millón cada año. Enfermedades causadas generalmente por parásitos, transmitidas por medio de agua insalubre o por picaduras de insectos; pandemias que caen en el olvido porque sólo afectan a las comunidades más pobres; y víctimas que no cuentan con el dinero suficiente para acceder a un tratamiento o una medicación adecuada.

El caso del SIDA es un ejemplo claro de la diferencia que se da a unas enfermedades o a otras, según el nivel adquisitivo de quienes las padecen. En sus comienzos fue una enfermedad mortal de la que pocos habían oído hablar, pero cuando pasó a afectar a personas de los países desarrollados con capacidad para hacerse escuchar, asociarse y reclamar su derecho a la salud, las multinacionales farmacéuticas desarrollaron medicamentos que convierten al SIDA en una enfermedad crónica y no mortal. Aún así, más de cinco millones de personas mueren cada año por el HIV y la mayoría de los enfermos –nueve de cada diez infectados viven en países empobrecidos- no pueden pagarse los tratamientos adecuados.

La vacuna contra el SIDA bien podría llevar años encerrada bajo llave en la caja fuerte de alguna multinacional farmacéutica. Para ninguna de ellas sería rentable comercializarla, sobre todo teniendo en cuenta que las personas más expuestas a esta enfermedad no podrían pagarla y que los enfermos de los países desarrollados ya pagan importantes sumas de dinero para su tratamiento. Este es uno de los abundantes capítulos que pueblan el particular código de “ética” de los grandes grupos químico-farmacéuticos.

El director del Programa Mundial de Medicamentos de la OMS, nuestro ya conocido y amenazado Germán Velásquez, en el Diálogo “Salud y Desarrollo: los retos del siglo XXI” efectuado en Europa en 2004, explicó que “las patentes de los medicamentos pueden estar bloqueando el desarrollo en lugar de potenciarlo, pues se trata de un monopolio que conlleva altos precios”. Señaló también que en el mercado de los medicamentos, “en vez de reglas negociadas por todos y en interés de todos, muchas decisiones de la Organización Mundial de Comercio son tomadas a puertas cerradas y se protegen intereses especiales”, y al referirse a la situación sanitaria en Africa subrayó: “Si bien es cierto que la no atención médica de las personas está penada con la cárcel, actualmente se está cometiendo ese crimen con un continente entero y sus víctimas se pueden contar por millones”. En otro orden y refiriéndose al tema del SIDA, expresó que “es una vergüenza que el 99 por ciento de las personas que tienen acceso a los retrovirales vivan en países desarrollados, mientras el 75 por ciento de las personas de todo el planeta viven en los países pobres, donde se vende sólo el 8 por ciento de todos los medicamentos del mundo”.

En relación a los medicamentos genéricos -otra de las batallas en muchos casos desigual que libran algunos países del Tercer Mundo contra las multinacionales farmacéuticas ya que son mucho más baratos que los patentados por éstas-, India encabeza la producción mundial, y los exporta a varios países de Asia e incluso a algunos en desarrollo. Pero también está enfrentando en los tribunales, entre otras, la embestida del laboratorio Novartis, uno de los “grandes” del sector, ya que el gobierno indio le negó una solicitud de patente para introducir el Glivec, un medicamento contra el cáncer. Por el momento las empresas indias continúan produciendo su similar genérico, que cuesta sólo 2.700 dólares por paciente y por año, frente a la versión de Novartis cuyo valor es de diez veces más, 27.000 dólares, también por paciente y en el mismo período.

Por su parte, Tailandia emitió recientemente una licencia obligatoria para quebrar la patente del Efavirenz, un producto de la compañía Merck contra el HIV, a fin de importar el genérico de fabricación india. En tanto, Filipinas está por librar una batalla legal contra la empresa Pfizer para poder importar de la India una versión del Norvasc, un fármaco para pacientes con problemas cardíacos. Por supuesto que las multinacionales del sector arremeten con demandas, juicios y todo artilugio jurídico contra estas expresiones de independencia sanitaria de los países que se atreven a ponerla en juego. No es para menos si tenemos en cuenta, por ejemplo, que respecto del Norvasc la compañía Pfizer obtiene en Filipinas 60 millones de dólares anuales sólo por la venta de ese medicamento, al cual cotiza a más del doble del precio del que está vigente en otros países, aprovechándose también de que en Filipinas las enfermedades cardíacas constituyen la principal causa de muerte.

Lo cierto es que cientos de miles de personas podrían salvar sus vidas si los países desarrollados aseguraran que sus compromisos de Doha, Qatar, durante la reunión de la Organización Mundial de Comercio, en materia de legislación de patentes, compromisos nunca asumidos efectivamente hasta el momento, proporcionen un equilibrio entre derechos y obligaciones, garantizando así que las vidas de las personas se antepongan a los beneficios económicos de las compañías farmacéuticas.

Rumsfeld y la gripe aviar

El tema de la gripe aviar alcanzó altos niveles mediáticos en los dos años anteriores. Al poco tiempo, luego de alcanzar también altos niveles de alarma transmitidos a la población mundial, las aguas comenzaron a serenarse. Por un lado se decía que una pandemia de gripe aviar –comparándola con la de influenza o “gripe española”, que costó unos 50 millones de vidas en el planeta entre 1918 y1920- costaría a su vez otros varios millones de vidas, especialmente en países pobres. Pero luego aparecieron algunas estadísticas que desvirtúan algo esa alarma, más aún cuando el mundo está a casi cien años de aquel período, en el que la tecnología y la elaboración de medicamentos estaba prácticamente en pañales. Dichas estadísticas muestran que desde hace nueve años, cuando fue detectado en Vietnam el virus de la gripe aviar, aún no llegan a cien las víctimas mortales, un promedio de once muertes al año, y en todo el mundo. Si bien no es para quedarse tranquilos exagerando la confianza, aún no da para asustarse demasiado.

Sin embargo, la aparición del virus H5N1, nombre científico del que causa la gripe aviar, le vino bien a un hombre que encontró la excusa para lanzar otra de sus guerras preventivas: el presidente norteamericano George W. Bush, quien rápidamente hizo sonar la campana de alarma para que el mundo temblara de miedo. Es que había hallado una poderosa arma preventiva, con la que tiene bastante que ver su hasta hace poco brazo derecho en esto de lanzar guerras por aquí y por allá: el inefable Donald Rumsfeld. Se trata del antiviral Tamiflu, comercializado por la compañía farmacéutica suiza Roche, que en poco tiempo se convirtió en la gallina de los huevos de oro: los ingresos por su venta pasaron de 254 millones de dólares en 2004 a 1.000 millones en 2005. Además con un techo imprevisible por delante, teniendo en cuenta la grotesca reacción de los gobiernos occidentales al efectuar pedidos masivos del fármaco. Sin embargo, la realidad es que la eficacia del Tamiflu es cuestionada por gran parte de la comunidad científica: muchos se preguntan cómo se espera que pueda servir ante un virus mutante cuando apenas alivia algunos síntomas, y no siempre, de la gripe común y corriente. Una breve historia tal vez aclare algo la cuestión.

Como bien señala el Dr. José Antonio Campoy, director de “Discovery Salud”, hasta el año 1996 el Tamiflu era propiedad de la empresa Gilead Sciences Inc, que ese año vendió la patente a los laboratorios Roche. ¿Y quién era entonces su presidente?. Pues nada menos que el incombustible y hasta hace poco secretario de Defensa de Estados Unidos, Donald Rumsfeld., a quien recordamos en una nota anterior como vinculado en su momento al laboratorio Searle, luego adquirido por la multinacional Monsanto, descubridor de un endulzante de trágicos antecedentes como el aspartamo, comercializado bajo los nombres de Nutrasweet y Equal y componente hoy en día de la mayoría de los edulcorantes y productos marcados como “no calóricos” o “libre de azúcar” que pululan en el mundo, algo a que también nos referimos en una nota anterior. Cabe destacar que Rumsfeld continúa hoy vinculado a Gilead Sciences Inc. como uno de sus principales accionistas. El caso es que en cuanto se comenzó a hablar de la gripe aviar, Gilead quiso recuperar el Tamiflu alegando que Roche no hacía los suficientes esfuerzos para fabricarlo y comercializarlo. Que tuvo la suficiente fuerza para lograrlo –fuerza en la que probablemente puso su parte el entonces secretario de Defensa- lo demuestra el hecho de que ambas empresas se sentaron a negociar, acordando rápidamente constituir dos comités conjuntos, uno encargado de coordinar la fabricación mundial del fármaco y decidir sobre la autorización a terceros para fabricarlo, y otro para coordinar la comercialización de las ventas estacionales en los mercados más importantes, incluido Estados Unidos. A todo ésto hay que agregar un detalle más: Roche ya se quedó con el 90 por ciento de la producción mundial de anís estrellado, planta que crece fundamentalmente en China si bien se la encuentra también en Laos y Malasia, y que es la base del Tamiflu. Así el escenario se fue completando. Sólo faltaba comenzar a encontrar poco a poco y en distintos países algunas aves contagiadas con el virus –una gallina aquí, dos patos allá-, para crear así una alarma mundial con la ayuda de científicos y políticos sin demasiados escrúpulos o de escasa capacidad intelectual, y de los grandes medios de prensa, que como todos saben no se caracterizan precisamente por investigar lo que publican o emiten.

¿Y qué tiene que ver Rumsfeld con todo esto?. Pues nada absolutamente, si nos atenemos a su respuesta, claro. De acuerdo a un comunicado emitido en octubre pasado por el Pentágono (otra fuente “creíble”), el entonces secretario de Estado no intervino en las decisiones que tomó el gobierno de sus amigos, el presidente Bush y el vicepresidente Dick Cheney, sobre las medidas preventivas que había que adoptar frente a la “amenaza de pandemia”. El comunicado afirma que se abstuvo y no tuvo nada que ver en la decisión de la administración norteamericana de aconsejar y apoyar el uso del Tamiflu a nivel mundial. Por lo tanto, al hombre hay que creerle. Como cuando aseguró solemnemente que en Irak había armas de destrucción masiva. Además, el hecho de que su nombre aparezca unido a una vacunación generalizada contra una supuesta gripe del cerdo durante la presidencia de Gerald Ford, en la década de 1970, que dio como resultado más de 50 muertos a causa de efectos secundarios, no es más que una coincidencia. Como también lo es que la FDA aprobara el aspartamo a los tres meses de que Rumsfeld se incorporara al gabinete de Ronald Reagan, pese a que tras diez años de estudios del producto no se había tomado ninguna decisión. Por supuesto, Rumsfeld tampoco tuvo nada que ver, tras el atentado a las Torres Gemelas, con la compra del Vistide, fármaco adquirido masivamente por el Pentágono para evitar los efectos secundarios que podía producir la vacuna contra la viruela entre los soldados norteamericanos a los que les fue aplicada antes de ser enviados a conquistar Irak. Además, que el Vistide fuera también un producto del laboratorio Gilead Sciences Inc., creador del Tamiflu, es otra coincidencia. Así que a no pensar mal de Donald Rumsfeld y, en todo caso, a seguir de cerca todas las informaciones que aún aparecerán sobre la gripe aviar, y por las dudas a llenar los botiquines con Tamiflu. Tal vez no será un medicamento muy combativo contra la gripe aviar, pero al menos podrá evitar, con un poco de suerte, un modesto resfrío.

Los laboratorios de Frankenstein

Para ir concluyendo esta trilogía de notas en las que hemos expuesto a la consideración de los lectores los desastres mundiales contra la humanidad a que la someten las multinacionales químicas como Monsanto y Dow Chemical, entre otras; los graves problemas de salud generados por el Nutrasweet, sus derivados y los demás edulcorantes cuya base es el aspartamo; y esta última sobre los atentados contra la salud que también cometen las multinacionales farmacéuticas, dedicaremos un párrafo a otras compañías que, en sus investigaciones para crear nuevos productos o mejorar los ya existentes, realizan experimentos aberrantes.

La compañía Procter & Gamble (P&G) –dedicada a la creación y comercialización de productos que van desde jabones, shampúes y detergentes a diversos cosméticos y elementos femeninos como toallas higiénicas y tampones, y que no hace mucho extendió su accionar al rubro farmacéutico- al igual que Nestlé y Colgate-Palmolive está siendo acusada en los últimos tiempos de llevar a cabo crueles experimentos de laboratorio con animales, ya sea para probar químicos, cosméticos o alimentos balanceados. La organización británica “Uncaged”, que lucha por los derechos de los animales, acusa a Procter & Gamble de realizar experimentos dolorosos, invasivos y letales en perros, gatos y otras mascotas. Algunos de los que se mencionan son alergias severas inducidas en cachorros Siberian Husky y gatos muertos en experimentos abdominales invasivos. A su vez PETA (People for Ethical Treatment for Animals), otra entidad protectora de animales con más de un cuarto de siglo de trayectoria y con sede en Virginia, Estados Unidos, logró introducirse en uno de los laboratorios de IAMS, empresa adquirida en 1999 por P&G, y declaró haber encontrado perros que se habían vuelto locos tras un intenso confinamiento en jaulas con barrotes que tenían escasas dimensiones, otros a los que les habían extirpado las cuerdas vocales y algunos animales languideciendo en sus jaulas, abandonados y sufriendo horrores, sin asistencia veterinaria.

Los experimentos –denunciados en varias oportunidades y que motivaron que activistas de varios países, encabezados por “Uncaged”, realizaran un día de boicot a P&G en mayo de 2005, repitiéndolo exactamente un año después- incluyen la quema de la piel de los animales con ácidos, introducirles polvos en los ojos y otras lindezas por el estilo. Todo en nombre de la ciencia, por supuesto. Por su parte, Nestlé Purina Petcare lleva experimentando desde 1926 en un complejo ubicado en Saint Louis, Missouri (casualmente vecinos de Monsanto), donde alojan a alrededor de 600 perros y 500 gatos en trece edificios. Ellos mismos publican sus experimentos –entre los que figuran ciertos estudios en los que inducen fallos renales en perros y otros animales para después experimentar su cura con una dieta baja en proteínas- en periódicos científicos, con el fin de engordar las carreras y currículums de sus investigadores. En cuanto a Colgate-Palmolive, realiza sus pruebas en el Hill’s Pet Nutrition, en Topeka, Kansas. Hace algunos años, la Unión Británica contra la Abolición de la Vivisección publicó detalles de un experimento llevado a cabo por la compañía en la Universidad de Columbia, en el que se encerraba a conejillos de Indias en pequeños tubos de plástico y se les aplicaba una fuerte solución de sulfuro durante cuatro horas al día por espacio de tres días. Ello causaba que la piel de los animales se quebrase y sangrase.

Los aquí expuestos han sido, en suma, algunos de los ejemplos que nos obsequian las multinacionales químicas y farmacéuticas –en buena parte de los casos ocultándolos, disfrazándolos, desmintiéndolos o atacando a quienes se atrevan a denunciar, criticar u oponerse por cualquier medio a sus designios-, y que nos dejan una pregunta prácticamente incontestable: a la vista de los efectos nocivos de muchos productos elaborados por las grandes compañías del sector, de que los mismos sean inalcanzables para gran parte de la población mundial por su costo o por no llegar a sus países, y de los monopolios ejercidos por estas multinacionales respecto del patentamiento de los fármacos, ¿qué podemos consumir en definitiva?; ¿cómo podemos defendernos del envenenamiento de los químicos y de los medicamentos no debidamente comprobados?; ¿quién nos protegerá contra tantas carencias y abusos?. Quizás la última palabra sólo la tengamos nosotros mismos.

(Articulo suministrado por Maje)